jueves, 6 de diciembre de 2012

Ritmo y descanso



           Esta entrada va dedicada a Anna Gómez y Francisco Castro, pues son los que me hicieron darme cuenta de la importancia del descanso.

            Ahora bien, ya has leído y estás leyendo suficiente, tanto que ya es hora de que empieces a escribir. Seguramente ya te sentaste frente a tu computadora, abriste el procesador de texto, y tienes delante la página en blanco, o tal vez mejor, ya la tienes empezada. O puede ser que estés bajo una vela encendida, con toda fuente de luz eléctrica extinta, tienes el incienso de tus aromas favoritos inundando la habitación, mezclándose con las exquisitas notas de Beethoven, y ya tienes enfrente tu fiel pluma y su compañera la hoja de papel. No importa cómo te guste escribir, o que rituales prefieras hacer antes, cualquier cosa es válida. Lo que te siente mejor, como ya sea escribir de mañana, de noche, en la tarde o la madrugada. En cuanto al lugar, bueno, eso ya conlleva otro tema, pero solo diré por el momento, que donde te sientas cómodo.

            Has empezado a escribir, las letras empiezan a aparecer frente a ti, invadiendo ese horroroso espacio en blanco que con placer desaparece a cada palabra, remplazándose por una belleza inmensurable. Muy romántico, ¿no? ¡Por supuesto! El escribir es disfrutar de plasmar tus ideas, tus pensamientos, tus sub universos y tus parajes, es jugar a ser un dios sin insultar al mismo. Escribir se debe abordar con placer, con diversión, entusiasmo y pasión, a veces hasta con un poco de ira. Lo que no debe caber duda, es que escribir debe hacerse con grandes ánimos y energías, para que sea esto lo que trasmitas. Sin embargo, llega un momento en que uno se pregunta, ¿Cuánto debo escribir? ¿Cada cuándo? ¿Por cuánto tiempo? ¿Cuántas hojas? ¿Cuántas palabras? ¡¿Cuantas letras?! Vamos, ¿Qué cantidad? 

Mientras que existen algunos escritores que dicen que para escribir una novela es sentarse dos horas por día y… ¡abra cadabra!, ya tienes un best seller que te hará meritorio al premio nobel de la literatura, la verdad es que esto es una absurda mentira, que incluso roza la mediocridad.  Tampoco es necesario hacer lo que García Márquez, escribir ocho horas diarias como si fuera una jornada de trabajo. La realidad de esto es que cada quien tiene su ritmo. Mientras que existirán días en que podrás escribir toda una obra de arte durante horas, abra días en los que no podrás ni escribir una oración antes de que acabes frustrado. 

Considero que la mejor forma de empezar con tu ritmo es la disciplina King, es decir, del escritor Stephen King. En su libro “On writting”, este propone empezar con mil palabras al día, con un día de descanso a la semana, de ser necesario, siempre escribiendo a la misma hora del día para que se vaya volviendo un hábito y la creatividad se haga una costumbre, por decirlo en palabras burdas y llanas. El problema llega cuando descubres que todos en el mundo somos diferentes, y que mientras algunos tienen la capacidad de concentración infinita de un monje Shaolin, hay otros con la atención de un pececito en un estanque lleno de azúcar. Mi sugerencia es empezar con la disciplina King, y de ahí irte moviendo; que si quieres subirle más palabras, menos palabras, que si deseas variar los horarios de escribir, que si te pones un horario rígido. La única verdad es que debes mantener una práctica constante y diaria, sin excusas ni pretextos, que para eso, todos somos unos expertos. Y este hábito, el de escribir por supuesto, debe abordarse con amor, pasión y entusiasmo, ¿y por qué no?, algo de miedo, pero ese miedo sano que es diminuto, casi imperceptible, que te permite no caer en la soberbia, pues a fin de cuentas, todo artista debe tener su humildad. Ya que, todos siempre seremos inseguros de nuestro trabajo, aunque lo neguemos.

La creatividad o la musa, llámese como se prefiera, es caprichosa, a veces un poco bastarda, y en ciertas ocasionas una verdadera diva. No todos los días podrás crear una obra que podrás presumir que fue parida por el mismo Dios, ya que en ocasiones batallaras tanto que sufrirás, y realmente sufrirás si le tienes amor a lo que haces, y esto es verdad para cualquier tipo de ambiente creativo, sea el que sea.  Lo mejor es aceptar este hecho, no fustigarte ni flagelarte, ¡mucho menos de etiquetarte de bueno-para-nada! Lo mejor será aceptar que ese día no podrás trabajar y que lo dejarás para otro día. Tienes que recordar que eres un ser humano, y que somos afectados por las emociones, los altibajos de la vida, hasta por la luna llena o por la menstruación… sea tuya o de tu pareja. ¡Así que animo! Que si no salió hoy, saldrá mañana, o sino algún día, la musa no se abra ido, solo se estará haciendo del rogar, la condenada.

También llegará un momento en el que habrás trabajado tanto que no podrás seguir aunque lo desees, aunque te mueras de las ganas y el antojo por destruir la maldita hoja en blanco, no podrás y punto. Tu mente se verá turbada y envuelta en marañas indestructibles que se reirán de ti. Tu imaginación se cubrirá con un velo negro que no podrá levantarse, y escribir, aunque sea tu más grande deseo del momento, será imposible, y cada letra la sufrirás al grado llegaras a sentirte como un cavernícola golpeando las teclas con un marro de piedra. Cada oración te parecerá estúpida, cada idea incoherente y falta de originalidad, e incluso, te sentirás el anticristo de las letras cuya misión será llenar párrafos y párrafos de blasfemias creativas. Cuando llegue ese momento, debes darte cuenta y aceptarlo, estás cansado. Hasta la diversión cansa.

Cuando llegue el momento, haz a un lado tu texto, guárdalo en un lugar seguro, con sus respectivos respaldos, y abre la puerta de tu lugar de escritura, y date cuenta que hay una vida allá fuera. Aléjate de tus libros, de tus textos, y de ser necesario, de tus rutinas, y has algo que despeje tu mente y te relaje, que amplié tus horizontes, así sea jugar tenis a pesar de que no puedas darle a una pelota de un metro de diámetro. Haz lo que necesites y lo que quieras, duerme por horas, sal y grita, corre, salta, vete a una alberca, plática con la familia, con los amigos, con el vecino, con el perro. Busca a tu pareja y ten sexo y luego vuelve a tenerlo, y si no tienes una, pues búscala. Toma un baño de una hora, acuérdate del gato que lleva un mes atrapado debajo de tu cama, chúpate el dedo, ¡lo que sea! Siempre y cuando no dañe tu salud o saldrá contraproducente.  En todo este tiempo, ni te acuerdes del texto, ni aunque te hayas quedado a dos páginas del final. Olvídate del desgraciado, ya verás que luego la musa se sentirá sola y volverá a ti.

Descansa y descansa cuando lo necesites, y a veces hasta date el lujo de cuando no lo necesites, siempre y cuando no caigas en la holgazanería. Es importante el ritmo, pero también lo es el descanso, incluso si crees que no lo necesitas.  Descansar siempre será parte de la vida, y por lo tanto del escribir. 

Y ahora sabes, por qué ahora me retrasé en poner esta entrada, pero tuve que acampar a un lado del Sendero.

Gracias por tu lectura mí estimado lector.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Escribir: ¿Qué? y ¿Cómo?



        Como lo mencione desde el inicio, todos podemos ser considerados escritores, desde el momento en que ponemos un par de letras en un papel, pero asi como patear una pelota no te convierte en futbolista, de igual manera no se puede llamar un escritor, con todo lo que el nombre conlleva, a cualquiera. Puede que esto suene un tanto contradictorio, pero asi es: Todos tenemos el potencial de ser escritores, pero no por eso todos terminaran dedicando su vida a las letras.
          
  Ser escritor, considero yo, es ser alguien que cumple con varias características: Ser capaz de expresarse correctamente con las letras, saber jugar con ellas, inventar con ellas, y más importante aún, crear con ellas. Escribir no es poner un par de palabras en una hoja que cumplan su función de comunicar, no, no es asi. Aquel que es escritor, en mi opinión joven, tal vez inmadura y un tanto idealista, es aquel que con las palabras es capaz de crear un universo, o como lo llamaría el gran maestro de la literatura fantástica J.R.R. Tolkien, un Sub-universo, y que puede plagar ese mundo de sensaciones, aromas, experiencias, diálogos, personas y personalidades, vidas y dioses. Un escritor es aquel que puede tomar las letras, las palabras, los espacios en blanco, los sonidos, los ritmos, y moldearlo en una figura con la herramienta más poderosa que es la imaginación, y todavía hacer que aquello cobre vida en el lector para que lo creado ocasione llantos, risas, carcajadas, gritos, lamentos, tristezas, alegrías, melancolías, ira y un sinfín de emociones. Más aun, lo escrito deberá colarse en la mente del público, crear ahí un espacio infinito y profundo en el que el lector se refugie, se escape, se esconda, viva y reviva, aprenda y cuestione, un lugar que al mismo tiempo asombre y de miedo, todo con un gran toque de solemnidad.  Un escritor debe ocasionar episodios esquizofrénicos, disosaciones de la realidad en la cual el lector se pierda y no sepa dónde está, ni a donde va, que le dé tanto miedo como la muerte misma y que lo deleite como la vida, para que en aquellos hermosos recovecos aprenda a amar y a odiar, el significado de la muerte y su predecesora la vida, y llegue al entendimiento de lo que es su existencia.

            Me gustaría poner mejor, con palabras más sencillas lo que es un escritor, pero asi como este párrafo anterior es críptico, asi es el escritor, y asi, sin comprender lo que es, uno mismo debe aventurarse al mundo de la escritura para que algún dia lo entienda, y se emocione con descubrir el verdadero significado de lo que yo pobremente intenté describir.

¿Y cómo aventurarse, como llegar algún dia a siquiera a poder decir: soy un escritor? Enfrentando una simple, llana y emocionante hoja en blanco. Para ser escritor, se empieza por leer, luego a escribir. Si ya has leído y crees que es momento de empezar a escribir, felicidades… pues en efecto, es la hora. Lo primero que harás es tomar una hoja, o en su defecto abrir un archivo en blanco en tu procesador de texto, y escribir. ¿Qué escribir? Lo que te llegue a la mente, lo que quieras, lo que Dios te cuente, lo que te regale el universo, lo que te susurren los demonios, lo que tu locura te dicte, lo que la musa te meta la cabeza, lo que tu emoción te suplique, lo que las voces te aclamen. Una vez, mi novia, Anna, respondió de la siguiente espectacular forma a la pregunta de cómo enfrentar a la hoja en blanco: “Teniéndole algo interesante que decirle”. ¡Esplendido! En efecto, una aseveración correcta, aunque algo ambigua, porque… ¿interesante para quién? ¡Pues para ti por supuesto! El escritor escribe primero para sí mismo, luego para la vida, y después para los demás. Si al principio te gusta a ti mismo ya llevas un paso adelante.

            Tú escribe lo que necesites escribir, lo que desees escribir. ¿Si será interesante o no? No lo sabrás hasta que hayas terminado. Si te detienes antes, discúlpame la honestidad pero no eres más que un cobarde. Nadie sabe qué gran obra de arte resultará hasta que hayas terminado, y nunca lo sabrás si te detienes. Debes continuar aunque te acometa la tristeza, el miedo, el enojo, o lo peor de todo… la desconfianza. Todos dudamos de nosotros mismos alguna vez en la vida, todos, hasta el que dice que no. Es naturaleza humana. Asi que escribe, escribe y escribe, como un demente, como un adicto, como si tu vida dependiera de ello. Después de todo, lo peor que puede pasar es que tu texto sea malísimo, y de ello aprenderás lo que no debes hacer y lo feo que se siente equivocarte, y no debes deprimirte por ello, pues sin estas experiencias no habría nacido la Sonata de luz de luna de Beethoven, la Mona Lisa de Da vinci, ni las Mil leguas de viajes submarino de Verne.

           Si necesitabas una razón para escribir, ya te la he dado. Y si ya la tenías la he reforzado. Y si nunca te cruzó la idea de escribir por la cabeza, por lo menos ahora sabes a lo que nos enfrentamos los escritores, y te darás cuenta de por qué escribir es un arte.

Para escribir algo tienes que correr el riesgo de burlarte de ti mismo” — Anne Rice

martes, 20 de noviembre de 2012

Leer, leer, y leer… ¿Qué leer?



         Como alguna vez me dijera un amigo cuando le pedí que me enseñara a dibujar: “¿Cómo puedo enseñar si aun estoy aprendiendo?” Lo mismo se aplica en esta situación, es pretencioso de mi parte hablar del como escribir aun estando en el sendero.  Aun así intentaré exponer lo más básico que considero, todo escritor debería tener.

            Como regla de oro, aquel que aspire a ser escritor debe leer mucho. ¿Pues como se pretende hacer algo cuando no se observa lo que otros han hecho en su rama? Creo que bien esto se aplica como regla general en todos los ámbitos. El cegarse para evitar plagiar inconscientemente o copiar un estilo sin siquiera notarlo, es tan tonto como querer cocinar un pastel sin usar harina. Lo primero que debes entender es que te pasara, todos nos inspiramos en algo o alguien para hacer las cosas diarias de nuestra vida. Bien lo dijo Platón, el arte es imitación. Hasta a el más grande le ha pasado, y al más pequeño ya le paso, y a ti te pasará. No se puede evitar.

            Pero bien, si vas a leer, ¿qué leer? 

En mi opinión personal, entrar a letras españolas fue una de las mayores bendiciones, fuera de las clases regulares de lingüística, filosofía, gestión cultural, redacción, etc. fue siempre una materia de modelos literarios en donde nos imponían lectura del canon literario hispanoamericano. De la Ilíada a la Odisea, del Quijote al Lazarillo, nos llevaban junto al Cid campeador y con la vieja Celestina, nos introducíamos en las tierras españolas como mexicanas. Leer el canon es fundamental, dicen algunos, pero si es así, ¿que canon deberíamos leer? ¿El latino o el español?, ¿El anglosajón o el asiático? ¿El ruso o el alemán? Todos tienen su canon, todos te dicen lo que deberías leer y como leerlo. Tal vez la respuesta más obvia sería con una condicionante: Depende de a que literatura te vas a dedicar. ¿Será que asi es? En mi caso, no lo creo.

La verdad es que nunca vas a terminar de pensar en que leer, asi que lo mejor siempre será ponerte a leer lo que tengas a la mano, ¡todo ayuda! Siempre he pensado que encontraras una valiosa lección en una obra magna como el Quijote, tanto como en una literatura sencilla, más no por eso mala o menos meritoria, como Harry Potter. Siempre irás aprendiendo algo valioso, es como la vida, aprendemos de experiencias malas y buenas por igual, siempre y cuando desees aprender. Solo trata de evitar los libros de autoayuda o superación personal, ya que, como diría mi madre, esos tiran para otro lado.

            En mi caso, siempre he leído lo que se me antoja. Me introduzco en la tierra media de Tolkien, paso por el Hogwarts de Rowling, escucho los diálogos del Fausto de Goethe, tanto como atiendo a las vivencias de la Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, me encanto y estremezco con los relatos de Lovecraft y Poe, así como me fascino con la locura, la muerte y el amor de Horacio Quiroga, viajo a los mundos de Narnia y Perelandra de Lewis, y vacaciono en el Arrakis de Herbert, lucho con Akiles en la Ilíada de Homero, platico con el Quijote de Cervantes, y conspiro junto a los Lannister en la Canción del fuego y el hielo de Martin, asi como me asombro con Aura de Carlos Fuentes y recorro los mundos altos y bajos de La divina comedia de Dante…  por mencionar algunos. Como se puede ver, no desprecio los canones. Siempre es bueno ver lo que otros consideran que es un “obligatorio de leer”  y me admiro con las grandes maravillas que el mundo de las letras va formando a través de la historia y que han sido reconocidos mundialmente. Hay mucho que aprender del canon, pero también lo hay de la literatura fuera de este. Lo ideal es no despreciar nada, reitero, hay mucho provecho en cualquier clase de literatura buena, mala, o excelente.  Lo malo es que hay mucho que leer, y muy poco tiempo.

            Lo siguiente que voy a decir, ya lo ha dicho Stephen King es su libro On Writting, con quien concuerdo en mucho más no en todo: Se debe dedicar mucho tiempo de la vida a la lectura, es el primer habito que debes tomar y amar, leer cada que puedas y donde puedas, todo dependerá por supuesto de tu nivel de concentración y dedicación. Si no estás dispuesto a leer de principio a fin, por tiempo o decidía, no tienes entonces el compromiso para escribir, mejor busca otra cosa que hacer, si se me permite un poco de brutal honestidad… los estantes de las librerías ya tienen suficiente material para dos mundos como para que se llenen de textos sin mucho que ofrecer.  

            Ahora cubierto lo básico, dicho lo que se de planta de varios autores y por experiencia aportaré una opinión personal. Para escribir, a pesar de leer literatura, debes leer la vida, cada fragmento de ella, irla desglosando a cada paso y drogarte con sus aromas, enviciarte con sus placeres y entregarte a sus sensaciones. Hay mucho allá afuera que vivir, y por lo tanto mucho de lo que aprender.  

Se puede leer las risas, los besos, el sexo, el dolor, las lágrimas, las mujeres y los hombres, los campos verdes, y los mares muertos, se puede leer la muerte tanto como la vida, se puede leer la tristeza y la alegría, se puede leer la música y la pintura, las voces y la gente que las expresa, se puede leer a Dios y al humano. No hay nada en este mundo que no se pueda leer.

Aquel que se pierde de la vida, se pierde del placer de conocer el propósito del hombre y del mundo en el que vive. Se debe recordar que el leer es comunicación, y nunca se debe olvidar esto, leemos para ver lo que otros nos tienen que comunicar, incluso en un relato ficticio. Y comunicarnos es compartir experiencias, y las experiencias vienen de las vivencias. 

Por lo tanto, todo se resume en lee mucho, vive mucho, y si se me permite agregar de una manera egoísta, de la manera más decente posible. 

Dicen que leer es telepatía,
           otros cuentan que leer es experimentar,
                                               y algunos que leer es viajar,   
                                                           para mi, leer es vivir en ojos ajenos
Victor A. H. Segura.

viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Dónde estoy?



             Este será el cierre de la biografía, espero que la disfruten.

            En la entrada anterior, mencioné dos proyectos que comencé, pues continuaré primero con el de la Llegada del Ragnarok. Yo jugaba entonces el juego de Ragnarok Online, con el cual me envicié durante toda mi carrera de Ingeniería en sistemas. Fascinado por este juego, y más que nada, por su seriedad “política”, en el cual yo era líder de uno de los clanes o “guilds”, comencé a escribir una “critica social” del mismo juego, mezclándolo con experiencias de los personajes-jugadores, así mismo, con elementos fantásticos. ¿Resultado? Una novela de aproximadamente quinientas páginas que me hizo ganarme varios amigos en el juego, incluyendo a los mismos “Game masters” que me fueron buscando y mencionando debido a la popularidad que fue alcanzando este relato. Fueron leídos fragmentos en el podcast del mismo juego, y me encontraba, a medio juego, fanes que me detenían para felicitarme por la historia. El foro se apilaba con comentarios positivos, y negativos por parte de los conocidos Haters o/y Trolls, que no hacían otra cosa que aumentar mi autoestima con comentarios rapaces, pues siempre he considerado que aquello que vale la pena alabar, tiene que tener una parte cuestionable y criticable. Bien, prueba superada y a seguir adelante. Tal vez esto no suene como gran cosa, o con poca seriedad, pero para mí significó un gran aumento de autoestima ya que me permitió ver que podía escribir algo que divirtiera a la gente, el cual era mi primer objetivo.

            Al mismo tiempo, fundando Valhalla, nos presentamos por primera vez en una convención de anime y videojuegos, donde  ante un gran público presentamos una obra titulada “La guerra de los 16 VS los 32 bits”, una parodia-homenaje a los videojuegos y animes clásicos. Esta obra fue creada por todos los 10 integrantes y musicalizada por mí. El resultado fue rotundo, muchas carcajadas y aplausos, y admiración unos, envidia de otros, y también como siempre, gente que nos detestó por una razón que ignoramos. Un año después volvimos a las andadas, a pesar de que el grupo había tenido grandes pérdidas. Hicimos una presentación basada en la mitología nórdica, la cual era una obra interactiva para probar a prospectos integrantes, la cual seria su prueba. Esta obra era totalmente improvisada, sin guion ni guía, con pequeños sketches preplaneados. La obra no fue tan buena como queríamos, era de esperarse, pero cumplió su cometido: entretener, y atraer nuevos miembros. El próximo año, ya con nuevo equipo, presentamos en la misma convención donde ya éramos conocidos, una obra esta vez escrita por mí: “Operación Anime. Disponible para Nintendo”, con aportes de los actores, ya que en el teatro siempre me gustó que los actores pusieran de su cosecha.  La obra fue excelente, teatro lleno y ovación de pie al final. Cabe decir que nuestro grupo no incluía ningún actor profesional o gente del ámbito, el único que tenia nociones era yo y otro integrante.  Aun así, con una gran habilidad los actores magnificaron lo que había escrito.

            Con estos dos éxitos, fue cuando mi seguridad estaba completa, podía crear obras y textos que entretuvieran el publico, poco me importaba si no tenían nada de literario o artístico, lo que me importaba era divertir, entretener, interesar, sorprender, maravillar al publico. Todo con un ambiente siempre sano, y cuidando insertar los valores implícitos en toda fantasía. 

Yo estaba a finales de mi carrera de Letras españolas, cuando uno de mis mejores amigos, y colega de la carrera, me propuso lanzar el grupo como algo profesional, que presentara obras cien por ciento originales, y que cobráramos por ello, ya que las anteriores las hicimos por puro amor al arte. Acepté y fue así cómo Valhalla cambió a GCV, Grupo Creativo Valhalla. Con una nueva visión, fomentar Cultura y Arte, y desestigmatizarlas de la etiqueta de “aburrido” que tenia la juventud y la sociedad moderna.

Al mismo tiempo, yo seguía apilando notas y notas sobre la obra mencionada en la otra entrada. Y seguía escribiendo cuentos y cuentos, dejando novelas inconclusas que hacía para practicar pero que pienso terminar algún día pues considero que son buenos frutos y odio dejar hijos bastardos.  Mi seguridad iba creciendo, y decidí lanzar mi primera obra original para teatro: “Cuentos mal contados”, una comedia de fantasía alusiva a los cuentos de hadas, y su modernización a nuestros tiempos. La presentamos en el Museo Semilla, en Chihuahua, Chihuahua, ofreciéndola como una promoción por contratarnos como maestros en el Curso de Verano que ofrecían. Aceptaron, la presentamos y el público la amo. Me llevaría una hoja escribir la cantidad de nervios que tuve, pero fue un éxito. Felicitaciones del mismo dueño del museo y de su equipo. Fue así que luego la presentamos, cobrando ahora si, para la Feria del libro Infantil y Juvenil en Chihuahua, Chihuahua. Fuimos a una audición donde competimos con otros profesionales del área, y afortunadamente nuestra obra fue seleccionada, con excelentes comentarios de la gran originalidad contenida. No puedo quitar crédito a mi gente, ellos fueron excelentes. Al mismo tiempo di oportunidad a otros chicos que considero de gran talento a presentar junto con la obra un show de comedia, el cual funcionó, pero esa es otra historia para otro momento.

Dimos gira en Chihuahua, Delicias y Aldama, lo cual para nosotros ya era mucho, y además todo pagado, incluyendo el show, utilizando nuestros propios micrófonos, adquiridos con el dinero de la presentación del museo. Éxito y buenos comentarios en todos lados. Afortunadamente aprendí a registrar mis obras bajo Derechos de autor, así que nada de preocuparse por plagios. Al mismo tiempo, registré un poemario que pretendo publicar próximo: “Recuerdos del Soñador”. Ahora mismo estoy produciendo la segunda parte, ya que deseo publicar los dos poemarios en una sola colección, poemas sobre el mundo y la vida misma. Poemas que leo cada mes en un café literario dirigido por el Doctor Castillo, que lleva dirigiendo desde hace ya tiempo, donde me invitó un gran amigo mio.

G.C.V. sigue creciendo, sigo al frente y cada día me llena más de orgullo. Presentaremos una de mis nuevas producciones próximamente, algo más serio e intrigante, considero yo, la cual será orientada al público adolescente y adulto,  Por otro lado, ya he producido muchos textos que se van apilando, esperando una posterior revisión para pensar en publicación. Uno de ellos fue tomado por la futura compañía de videojuegos, Ardamika para su posterior conversión, por así decirlo, en un videojuego. También, me he graduado de la carrera, a punto de la titulación, he emprendido los estudios de la creación literaria por mi parte, leyendo varios libros y textos, leyendo y leyendo literatura clásica y contemporánea, escribiendo y escribiendo con toda la pasión que puedo. Empapándome de todos los tipos de expresión de relatos, cine, series de televisión, anime, videojuegos, comic, manga, etc. 

Considero que he alcanzado cierta madurez de escritor, y este blog es una más de mis prácticas y pruebas. He empezado ya la producción de la novela que hace diez, casi once años, decidí que haría, llevando hasta ahorita 750 páginas a 1.5 de espaciado, ya he revisado cuatro veces la primera mitad y la segunda ninguna. Estoy empezando a llevarla hacia el final, y será mi primer intento de publicación.

Como pueden ver en esta, hasta cierto punto larga, historia, que no le hace justicia a lo que he recorrido, no soy un gran escritor….

            … solo soy un estudiante de la vida…
            …un observador de la gente….
            …un caminante en el sendero del escritor…
…solo soy un niño, con sueños de grandeza.